Yo creo en la justicia americana, tengo conciencia plena del valor que representa su independencia de los dems poderes, y este libro no es un reto a su sistema judicial; sino a la condicin humana. El hombre contina siendo el mismo ser egosta desde sus inicios, el cual gusta atropellar al ms dbil e inclinarse al fuerte. Se equivocan quienes piensan que las leyes pueden cambiar la naturaleza humana, de nada vale la manera de estructurarse un juicio y sus componentes cuando el corazn de sus ejecutantes es perverso; esta y no otra es la razn por la cual se da a luz este testimonio. Una vivencia real de un jurado falto de tica, una jueza, un fiscal y un defensor pblico obsesionados en sancionar a un pobre hombre para complacer los desmanes de un inspector de la Polica que miente, y ellos bien lo saben; pero temen ir en su contra.
En los primeros meses del ao 2007 parto de la ciudad de Miami hacia el estado de Georgia en busca de unos documentos los cuales me tomaban tiempo conseguir. Un seor para el cual haba trabajado con anterioridad me invita a participar en la temporada de cebollas, lo cual acepto sin conjeturas.
Un viernes, alrededor de las once de la maana despus de haber concluido la labor y recibido la paga me llego hasta la tienda cercana a comprar un paquete de cervezas. Al venir de regreso observo por el espejo retrovisor que soy perseguido por el carro patrullero guiado por el oficial de la Polica local Mario Moser, despus de detenerme y revisar mi boca y mi ropa, me esposa mis manos y golpea por mi espalda aun cuando lo estoy tratando respetuosamente sin ofrecerle resistencia alguna. Este hecho fue presenciado por decenas de personas en pblico, yo no hubiera podido decir mentiras, ni inventar un cuento desasociado de la realidad, hubiera sido de un modo sencillo desmentido y ridiculizado.
En el instante que este oficial de la Polica me registraba aparece en direccin opuesta un carro blanco civil con dos tripulantes sin uniformes oficiales, los mismos registran mi carro en tres ocasiones por espacio cercano a la hora, curiosamente el tercer registro el cual no me permiten observar, afirman haber encontrado una dosis de crac cocana en una de las gavetas del carro.
Este hecho sirve de base a todo un largo proceso de irregularidades, y corrupcin como nunca imagin que pudiera suceder en Amrica; si alguna persona me hubiera contado este relato antes de vivirlo, lo hubiera juzgado de mentiroso, as de sencillo. A la distancia de diez aos miro este acontecimiento con espanto, hasta donde puede degradarse el hombre cuando en su corazn anida el perverso sentimiento del racismo, la intolerancia al extranjero y el ms perverso de todos los sentimientos humanos: pisotear al de abajo.
A los tres das de convivir con un joven en la misma celda, me entero que era mi compaero de causa al ser conducidos los dos ante un investigador y preguntarme si era quin me haba vendido la cocana, pareciera una novela, pero no lo es, se trata de un hecho real en toda su dimensin, y para acabar de completar el cuadro de miseria, este joven no asiste al juicio, o sea, soy juzgado por comprar cocana y no asiste el vendedor.
Pero aqu no acaba el caso, el polica que me arresta tampoco asiste al juicio. Mi acusador resulta ser un famoso inspector que no recuerdo haber visto con anterioridad y fabrica una historia risible por su grado de irracionalidad y contradicciones. Su testimonio no hubiera resistido una leve investigacin, la fiscala en complicidad con la jueza y mi defensor pblico, se dedicaron a esconder las evidencias requeridas para el caso.
Ojal que este caso conlleve a la reflexin sincera de quienes, teniendo la oportunidad de hacer un juicio justo, prefirieron manchar con su conducta la justicia de esta gran nacin.
Author: Angel Osiris Milian Language: SpanishBinding: PaperbackPages: 372Publisher: Page Publishing, IncPublication Date: 2020-11-03